REFUGEES WELCOME TO CATALONIA: A PRACTICAL GUIDE

jueves, 19 de diciembre de 2013

Catalunya vs Cataluña

                                 




Esta quiere ser una entrada que se vaya actualizando a medida que encuentre puntos de vista interesantes sobre la situación que estamos viviendo en Catalunya/Cataluña en estos momentos.

Os agradeceré que si conocéis puntos que merezca la pena ser conocidos me los hagáis llegar para poder compartirlos en este blog. Gracias.

Relación de personas sobre las que copio una opinión en orden cronológico:

- Iñaki Gabilondo, periodista.12 dic 2013

- Juan Diego, actor.13 dic 2013

- Ignacio Escolar, periodista.15 dic 2013

- Finantial Times, diari. 15 dic 2013



Cataluña se va (Iñaki Gabilondo): El periodista alerta de la "desafección colosal" de los catalanes, especialmente entre los jóvenes.

Independentista (Juan Diego)

Como madrileño he llegado a la conclusión de que soy independentista catalán. No entiendo al Gobierno de España. No entiendo cómo puede tener a una comunidad de siete millones y medio de personas así. Una comunidad que tiene tres idiomas oficiales. Que es referente en muchos campos y que ha sido motor de España desde antes de la democracia. Que no sólo ha sido puerta de entrada de importaciones, inversiones y turismo, que es puerta de entrada de cultura, modernidad y respeto. No se le puede decir a un pueblo que no use su idioma para educar a sus hijos. No pretendas que se queden inmóviles amenazándoles con qué les pasará si nos abandonan. No es dinero lo que perdemos. Perdemos siete millones y medio de habitantes, cultura, gente muy importante y preparada en muchos campos, empresas internacionales y nacionales, industria, prestigio, calidad como país y democracia.

Al motor de España durante décadas se le cuida y se le mantiene, se invierte para que siga siendo competitivo. No se le gripa una y otra vez esperando que dé el 300% para que otras comunidades que nunca han funcionado o que tienen un concierto económico especial se permitan dar ayudas y subvenciones que Catalunya ya no puede. ¿Qué solidaridad es esa? Y la respuesta desde hace años es no. No a todo, a sentarse a hablar, a una mejora de financiación, a una redistribución mejor de la solidaridad y ahora a una consulta. No soy catalán, soy madrileño, y me entristece decir que les entiendo, que para seguir así, es mejor que sigan solos. Yo tampoco quiero estar donde no se me aprecia.


Sí pero no (Ignacio Escolar)

Sé cual sería mi papeleta si tuviese que votar en el referendo catalán:sí al Estado propio, pero no a la independencia. Mi voto es irrelevante, no me toca decidir. Nací en Burgos, vivo en Madrid y defiendo que son los catalanes los únicos que tienen que votar. Me temo que mi opinión no es mayoritaria en la capital, pero creo que este referendo, más tarde o más temprano, se tiene que celebrar. Es la única salida para cerrar un debate extenuante que bloquea lo demás y que no inventaron los políticos catalanes, sino que realmente existe en la sociedad.

En democracia, la forma de mantener la unidad nacional no son ni las leyes ni el Ejército ni el Tribunal Constitucional: es solo la voluntad de los ciudadanos de permanecer juntos. A largo plazo, una unidad por la fuerza y no por el amor es insostenible en democracia. No basta con bloquear la consulta para solucionar un divorcio que está ahí, por mucho que se quiera prohibir la realidad.

Tengo muchos argumentos para defender que juntos sumamos más, pero no encuentro ni un solo razonamiento democrático solvente para oponerme al referendo. Creo que no lo hay. Pero se pueden discutir los motivos para la separación.

Hay varias toneladas de propaganda sobre los supuestos agravios a Catalunya, en gran parte alimentada por un modelo de financiación confuso y deficiente que, sin duda, hay que arreglar. Hay también una inocencia naif por parte del discurso indepe, que presenta la ruptura con España como la solución de todos los problemas. No soy de los que cree que siete plagas caerán sobre los catalanes si se les ocurre marchar, pero parece que el advenimiento de la república catalana curará hasta el cáncer. La ruptura con España tendrá un coste económico y social que los independentistas deberían conocer y estar dispuestos a pagar.

Acabo de llegar de China, he estado en una provincia de 80 millones de habitantes -tantos como Alemania- con un nombre que no sé ni pronunciar; si algo he aprendido en ese viaje es que, en geopolítica, dos más dos suman ocho. A Europa solo le queda una salida para mantener su relativa prosperidad: una unión real. Dentro de esa Europa confederal, dentro de una España federal, debería haber sitio de sobra para el autogobierno, el reconocimiento y el hecho diferencial catalán (o escocés). Para eso hace falta convencer a los catalanes, no imponerse contra ellos. Solo hay dos futuros: reforma o ruptura. Y la reforma obliga a una nueva Constitución donde haya sitio para el sí pero no: para un Estado catalán dentro de una España más plural.

Creo que la independencia nacional del siglo XIX no puede ser la solución a los problemas de la globalización del siglo XXI. Pero es solo la opinión respetuosa de un burgalés que vive en Madrid y que os pide, por favor, que no os vayáis.

Finantial Times (vía El Periódico)


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