Cicerón había explicado que las mujeres debían estar sometidas a guardianes masculinos debido a la debilidad de su intelecto.
Las romanas pasaban de manos de varón a manos de varón. El padre que casaba a su hija podía cederla al marido en propiedad o entregársela en préstamo.De todos modos, lo que importaba era la dote, el patrimonio, la herencia: del placer se encargaban las esclavas.
Los médicos romanos creían, como Aristóteles, que las mujeres, todas, patricias, plebeyas o esclavas, tenían menos dientes y menos cerebro que los hombres y que en los días de menstruación empañaban los espejos con un velo rojizo.
Plinio el Viejo, la mayor autoridad científica del imperio, demostró que la mujer menstruada agriaba el vino nuevo, esterilizaba las cosechas, secaba las semillas y las frutas, mataba los injertos de plantas y los enjambres de abejas, herrumbraba el bronce y volvía locos a los perros.
Ante tanta información volátil e instantánea, quiero dejar espacio para la lenta reflexión. Aquí rescato a menudo noticias ya publicadas que merecen tener una segunda oportunidad. Es importante reflexionar y recordar. Os animo a participar utilizando la lengua de comunicación que os sea más cómoda. Blog con licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial. Por favor, cítame y enlázame si empleas contenido de esta web. (En twitter @jlregojo)
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jueves, 8 de marzo de 2012
Romanas - Griegas - Regalo especial

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