En su origen, la palabra gueto era un barrio amurallado de Venecia en el que la población judía quedó separada del resto de los habitantes a partir de 1516. Posteriormente,este nombre se aplicó también en otras ciudades a los barrios en que debían vivir los judíos.
Actualmente no tiene nada que ver con los judíos, el 'guetto tourism' o el hecho de hacer turismo visitando los barrios más peligrosos, pobres y denigrados de ciudades de todo el mundo es una nueva moda de esta sociedad occidental en decadencia.
En los años 80 alguna agencia de turismo ya empezó a ofrecer visitas guiadas a algunos de los barrios más pobres y conflictivos de Nueva York, como son Harlem y el Bronx. En los 90, este turismo se dirigió a Sudamérica, hacia las favelas de Rio de Janeiro o las 'villas miserias' de Buenos Aires. Filadelfia en 2002 fue uno de los destinos preferidos y uno de los barrios más violentos de Nueva Orleans, Lower Ninth Ward, se llevó la palma en 2005, después de haber sido devastado por el huracán Katrina.
Supongo que el 'morbo' de 'vivir' durante un breve instante en esas paupérrimas y peligrosísimas condiciones de vida, junto con una malsana curiosidad, llevó a mucha gente a probar este tipo de turismo.
El diario canadiense Globe and Mail revela que un informe de la Feria de Tour Operadores mundial destacaba que las experiencias 'peligrosas' o 'casi al límite' eran la tendencia al alza junto con el turismo de aquellas personas interesadas en viajar a las áreas afectadas por desastres naturales. Así nos encontramos que el turismo 'de los desastres' es equiparable al 'turismo guetto'. De hecho, algunas personas lo catalogan como poco ético ya que las agencias de turismo se aprovechan de la miseria de las familias. Por otro lado, hay quien dice que es una manera de captar fondos en esas áreas afectadas y así llamar la atención internacional a sus necesidades.
Es cierto que algunas de las ciudades citadas en este artículo han cambiado a lo largo de los años, se han modernizado y han intentado solucionar parte de los problemas sociales que tenían. Algunas, incluso, han conseguido que sus zonas peligrosas sean un foco 'seguro' para atraer más turismo. Por ejemplo, en el Bronx y East Harlem, la mezcla de razas (portorriqueños, irlandeses, italianos y afroamericanos) ha conseguido crear una cultura rica que ha hecho aumentar el estandar de vida medio de sus habitantes.
Desgraciadamente, este ejemplo no se puede generalizar. La mayor parte de los habitantes de estos guetos no verán un céntimo de los beneficios de estas agencias de turismo.
Según el Professor David Fennell de la Brock University y autor del libro Tourism Ethics, “quizás devuelves un 1 o 2 o 3 o 4 por ciento de los beneficios a la comunidad, pero los has convertido en un producto al servicio del negocio..”. De esta manera, las comunidades se convierten en una atracción turística, ellas son el producto turístico. ¿Podemos observarlos en estos guetos como si fueran animales de un zoo?
¿Dónde se encuentra la línea divisoria entre el turismo y el voyerismo?
Si nos vamos a Brasil, la moda de estos 'reality tours' es visitar favelas en Rio de Janeiro. Según el censo brasileño hay más de 500 favelas en Rio de Janeiro donde viven 1,5 millones de habitantes. Parece ser que esta moda empezó en 1992 cuando un joven brasileño de 24 años, Marcelo Armstrong, creó los 'Favela Tours' con visitas a Rocinha, una de las favelas más grandes. Armstrong había trabajado como guía turístico para el African Club Med y pensó que a los turistas les gustaría acercarse un poco más a la realidad.
La moda siguió en las 'villas miserias' de Buenos Aires, las empresas de jabones y artesanía de Mumbai, los paseos por las zonas donde están los drogadictos y 'sin techo' de Delhi. Si esta tendencia va en aumento, ya os podéis imaginar qué va a pasar con África. Un nuevo mercado para un turismo que busca el peligro en las zonas más marginadas de sus ciudades. Un auténtico filón para las agencias de turismo sin escrúpulos.
Estas modas pueden llegar a tener un final trágico, como parece que les pasó a dos jóvenes británicos, James Cooper, 25, and James Kouzaris, 24, que fueron asesinados en un barrio de Florida poco visitado por turistas, como parte de un rito de iniciación de una banda de la zona. Parece ser que aceptaron ser llevados en coche por unos desconocidos que conocieron en un bar y, cuando pensaban que los llevaban a su casa, aparecieron asesinados en una calleja de un barrio conocido por su actividad delictiva.
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