Una red de 30 ONGs en la UE difunde carteles de "se busca" con las fotografías, datos para su ubicación y la fecha en que desaparecieron.
La Europa de los niños perdidos
Publicado por El Mundo
Amir Jasim Shamo tiene un sueño: Europa. En su última fotografía luce delgado, con las ojeras negras que lo hacen verse mucho mayor. En medio del invierno pasado subió a un bote e intentó cruzar el mar Mediterráneo desde Turquía, para llegar a las islas griegas. Una travesía que hizo solo y que duró semanas. Cuando por fin alcanzó la frontera europea, cerca de la isla griega de Farmakonisi, Amir desapareció. Tiene 13 años de edad. Su destino todavía se desconoce.
El nombre de Amir es uno más para la lista de los menores refugiados no acompañados que están desaparecidos. La Europol estima que hay 10.000 niños en esta situación, es decir, uno de cada nueve de los que han llegado al continente.
El nombre de Amir es uno más para la lista de los menores refugiados no acompañados que están desaparecidos. La Europol estima que hay 10.000 niños en esta situación, es decir, uno de cada nueve de los que han llegado al continente.
Con el fin de llamar la atención sobre esta situación y para ponerle rostro a estas cifras, una red de 30 ONGs europeas conocida como Missing Children Europe (MEC) ha difundido una serie de carteles de "se busca" con fotografías de estos niños, datos para identificarlos y la fecha en la que se les perdió el rastro. Es la primera vez desde que comenzó la crisis de refugiados en 2015 que se pone en marcha una acción de búsqueda de menores en toda la región.
"Los elaboramos desde hace ya varios años, pero ahora hemos incluido con especial interés a los menores refugiados para sensibilizar a los europeos ante esta situación", explica Federica Toscano, responsable del área de refugiados de MEC, con sede en Bruselas.
No todos los casos son apropiados para su difusión en los cárteles. Antes pasan por un proceso de selección y ahí se decide si se les considera apropiados. "Evaluamos antes si hacer pública la fotografía del menor podría poner en riesgo su seguridad", añade Toscano.
¿Por qué desaparecen?
Alkafagi Abaas, de seis años de edad, forma parte de la lista de casos elegidos. En septiembre pasado recorrió la misma ruta que Amir. Medía en ese momento 95 centímetros y pesaba 17 kilos. El pequeño fue visto con su hermano Mohamed, un bebé de un año de edad que vestía un pijama con la cara de Mickey Mouse. Ambos están en paradero desconocido.
Ambos son un ejemplo del tipo de menores que aparecen en estos carteles: llegaron sin compañía o se separaron de sus familias justo al cruzar alguna de las fronteras en el Mar Mediterráneo. Más del 91% son hombres y 8% son mujeres, según los últimos datos de la agencia Eurostat.
Estos casos llegan a manos de Delphine Moralis, Secretaria General de MEC, a través de las policías de cada país miembro de la Unión Europea. Los países que registran más desapariciones son: Bélgica, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y la ruta de los Balcanes, la zona que comprende Grecia, Macedonia, Serbia y Hungría hasta Austria.
"Pese a que debería resultar un proceso ágil, la investigación de estos casos resulta ser hoy por hoy muy lenta, frecuentemente por la falta de información que no nos permite ver una imagen completa del problema", agrega Moralis.
Hasta hoy, nadie en la UE sabe exactamente cuántos están perdidos. No hay un registro que sea único y que compartan todos los estados miembros. Eslovenia, por ejemplo, reconoció que no sabe dónde están más del 80% de los menores no acompañados que se registraron en sus centros de acogida, mientras que Suecia informó que hasta 10 niños son reportados como extraviados cada semana. Alemania alertó en la primavera pasada sobre la desaparición de cerca de 6.000 menores no acompañados, una cifra comparable con la población de Malta.
Para que uno de estos menores se extravíe han de darse una serie de condiciones: puede llegar a esperar hasta 11 meses en un centro de acogida hasta que el país a donde llegó examine su solicitud de asilo. Puede enfrentarse a este proceso sin representante legal, sin un traductor y sin conocer todos sus derechos. Muchas veces incluso sin un lugar para dormir debido a la saturación. Todo esto eleva su desesperación y lo impulsa a escapar, explica Sara Collantes, responsable de Políticas de Infancia y Desarrollo de UNICEF Comité Español.
Un reflejo de esta situación ocurre en una pequeña oficina del gobierno de Atenas, donde el teléfono de Christos Dimopoulos nunca deja de sonar. Él es el trabajador social que dirige EKKA, una ONG responsable de colocar a los niños no acompañados en una de las 432 camas de los 17 refugios que hay en Grecia. Trabaja más de 10 horas diarias. En 2015 apoyó a 2.015 menores; en lo que va de este año ya suma 1.609. Tiene una lista de espera con 138 menores que quieren una cama.
Aunque una vez conseguido el espacio, los niños suelen huir. Se alojan un promedio de 32 días, de acuerdo a los datos de EKKA. "El 80% continúa su viaje hacia los países del norte. Se desesperan. Quieren ver a su familia y les perdemos el rastro". Dimopoulos reconoce que sus registros son estimaciones, debido a que todos los datos los vuelca en una página de excel. "Ya hemos solicitado apoyo para agilizar este proceso".
"Europa es su esperanza"
Una decena de fuentes describen con detalle una situación similar en otros países como España o Suecia. Más del 90% de los niños que llegan a estos centros tienen de 14 a 17 años de edad, según datos de la UNICEF, y son principalmente de Afganistán, Irak, Marruecos, África subsahariana o Siria.
De este último país es originario Alnd. Un niño de cinco años de edad que en sus fotografías muestra un semblante serio, distinto al de su hermano Roder, de cuatro años y siempre con una sonrisa en el rostro. Según cuenta uno de sus tíos, ambos son inseparables.
El 11 de noviembre y tras un viaje de varios días para atravesar la frontera hasta llegar a Turquía, ambos hermanos subieron a un bote junto con su familia para cruzar el Mar Egeo y llegar a las islas griegas: el nuevo hogar de miles de refugiados que han huido de la guerra siria desde que estalló hace cinco años.
Pero al estar cerca de las costas griegas, el bote se hundió y varias escuadras de la guardia costera turca salvaron a los tripulantes. Cuando hicieron el recuento de los refugiados que iban en el bote, los hermanos Othman no estaban. De inmediato, sus familiares dieron aviso a las autoridades griegas y a Missing Children Europe.
El rostro de los hermanos aparece desde entonces en cárteles por toda Europa. Algunos dicen haberlos visto en la isla de Lesbos, otros en un hospital en Atenas. Hasta hoy, siguen desaparecidos.
Andrés Conde, director general de Save The Children España, advierte que el destino de estos menores refugiados puede estar en las redes de trata, que están lucrando con ellos ante la falta de respuesta por parte de las autoridades europeas. Los traficantes les ofrecen alternativas en su proceso migratorio, pero detrás hay explotación laboral o sexual.
Sin embargo, muchas veces los niños no huyen de estas redes por considerarlas una opción ante el miedo de volver a sus lugares de origen y enfrentarse a la violencia o a la pobreza. "Europa es su esperanza, su único futuro y la UE los está ignorando", lamenta Conde.
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