Hizir Cengiz*
Traducción: Àngels Oliveras
Estimada señorita Diana:
Ayer me puse a recordar el tiempo en que estaba en quinto de primaria. Me he olvidado de muchas cosas, pero no de los cumplidos que me hacía usted de vez en cuando, con su voz ronca de fumadora, ni de su mano en mi hombro, ni de que a veces me daba un abrazo. Tampoco se me olvidan los dulces que guardaba en el cajón de aquel precioso escritorio: una piruleta o una chocolatina, por si a alguien de la clase le venía bien, a menudo porque había pasado algo en casa la noche anterior. Usted sabía exactamente cuándo lo necesitábamos.
También recuerdo la foto de toda la clase, con aquellas caras de chiste, que me regaló después de haberla tenido colgada todo el curso en la pared del aula.
Usted era así.
Para un chico al que, por diversas razones, no le gustaba estar en casa, que tenía amigos pero al que siempre dejaban al margen —hasta el punto de que solo se sentía seguro al margen—, su aula era un cálido nido, casi un refugio.
Todas aquellas cosas me hacían sentir bien. Hoy podría decir que usted me impulsó a confiar en mí mismo.
Hace poco leí la investigación «Desigualdad contemporánea», que acaba de publicar la Dirección General de Planificación Social y Cultural. La desigualdad, como se puede leer ahí, ya no se refiere solo al capital en un sentido económico. También se trata de capital cultural, social y personal. Para los investigadores, este último punto se resume en «quién eres»: tu salud, tu aspecto, tu IMC y tu autoconfianza e imagen.(1)
Por tanto, concluyen los investigadores, para combatir la desigualdad no se puede pensar solo en el dinero. (2)
De repente caí en la cuenta. Llevo mucho tiempo tratando de entender de dónde viene mi inseguridad, para poder hacer algo al respecto.
En el sobre donde encontré la foto de toda la clase también estaba mi boletín de notas de tercero. La maestra escribe que pido tareas difíciles, pero que de inmediato digo que no puedo hacerlas. «A veces se muestra inseguro de sí mismo», anota.
Una voz en mi cabeza —la mía— me ha estado gritando toda la vida que no soy suficientemente bueno y que no estoy donde me corresponde (3), ni ante la perspectiva de cursar estudios preuniversitarios —y después universitarios— ni mientras los curso; ni para trabajar a media jornada como gerente ni como ensayista, ni a la hora de subirme a un escenario y hablar desde él, ni para tener ahorros o llevar un traje. De vez en cuando, esa voz me despierta angustiado.
¿Cómo silenciarla?
Y pensé en usted.
El estudio afirma que uno mismo puede aumentar su capital personal; por ejemplo, comiendo más sano y vistiéndose mejor. (4) Pero, añaden los investigadores de inmediato, la desigualdad no podemos resolverla por nuestra cuenta.
Necesitamos al otro: un gobierno que coopere, el apoyo de la familia, amigos o vecinos, gente con la que podamos hablar de asuntos personales y una red profesional. (5)
Usted está en esta lista.
Con sus palabras —no solo halagos, por suerte— y quizás más aún con la palmadita en la espalda, el abrazo y los dulces, me hacía saber que lo estaba haciendo bien y que yo importaba. Y eso funcionaba: cuando usted me decía algo bonito sobre cómo escribía, empezaba a prestar más atención a la ortografía y a calcular con más ganas.
Es nuevo para mí no culparme de la falta de autoconfianza. Ahora lo sé: la causa está también fuera de uno mismo. Al igual que gran parte de la solución para esta carencia.
Ojalá haya muchas más Dianas, porque hay muchos pequeños (y adultos) que se beneficiarían.
Atentamente,
Hizir
* Hizir Cengiz (1999) es neerlandés de origen turco; nació en Turquía y llegó con cuatro años a los Países Bajos (La Haya) mediante la reagrupación familiar. Es periodista freelance en la plataforma periodística De Correspondent. Intenta comprenderse a sí mismo y el mundo que lo rodea. Por ello escribe ensayos sobre identidad, diversidad y sentido de pertenencia. Hizir estudia Derecho y también es columnista en la revista de opinión De Kanttekening. En 2017 ganó el primer Premio Jan Paul Bresser, para periodistas que escriben sobre La Haya. También ha escrito para el periódico De Groene Amsterdammer.
Artículo original en neerlandés: «Iedereen verdient een juf Diana», de Hizir Cengiz, publicado en De Correspondent el 23 de marzo de 2023.
https://www.scp.nl/publicaties/publicaties/2023/03/07/eigentijdse-ongelijkheid p.54
https://www.scp.nl/publicaties/publicaties/2023/03/07/eigentijdse-ongelijkheid p.60
En el informe, se resumen así esas personas e instancias: «el gobierno», «la red social de apoyo», «el círculo de gente con la que se puede hablar de asuntos personales» y «la cantidad de personas conocidas con una profesión influyente». https://www.scp.nl/publicaties/publicaties/2023/03/07/eigentijdse-ongelijkheid p.27
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