REFUGEES WELCOME TO CATALONIA: A PRACTICAL GUIDE

domingo, 29 de septiembre de 2024

Qué es realmente el racismo (pista: no reside ni en lo que se piensa ni en lo que se hace)






OluTimehin Adegbeye*


Traducción: Àngels Oliveras


Ser amable con las personas negras no es suficiente para llamarse antirracista. Tampoco lo es ser una persona negra. Solo eres antirracista si luchas para que las personas negras puedan ser tan libres como las blancas.


---


Hace cuatro años fui a Salvador de Bahía, la región más negra de Brasil (1), para asistir a un congreso. Llegué unos días antes y el hermoso resort con todo incluido bullía de actividad. Mientras paseaba por la playa, me bañaba en la piscina y pedía bebidas en el bar, me iba sintiendo cada vez más incómoda. Y es que los otros invitados no dejaban de mirarme fijamente, boquiabiertos. Crecí en Lagos, así que estaba acostumbrada a las miradas descaradas (2), pero esto, de alguna manera, lo vivía diferente.


A la mañana siguiente, mientras desayunaba y wasapeaba divertida con mis amigos de Nigeria contándoles lo de las miradas de extrañeza, de repente vi a alguien con la piel tan oscura como la mía. Era la mujer que estaba fregando el suelo.


El racismo es la razón de todas esas miradas. El racismo es también la razón por la que la mujer limpiaba el suelo. Pero muchas personas no entienden qué tiene que ver una cosa con la otra, incluso personas que son objetivo del racismo, personas como los amigos nigerianos con los que wasapeaba.


Mi país es uno de los estados negros más poblados del mundo. Está en una zona asolada por la malaria, lo que ha impedido que las potencias colonizadoras se establezcan aquí; como resultado, los nigerianos, al igual que los blancos, no sufrimos un racismo manifiesto en la vida cotidiana. Y esto significa que la mayoría de nosotros, como la mayoría de los blancos, solo tenemos una comprensión superficial de lo que es realmente el racismo. (3)


Mientras observaba a esa otra mujer de piel oscura fregar el suelo, me di cuenta de que nadie la miraba como me miraban a mí. Era como si ella fuera invisible.


Mucha gente piensa que el racismo reside en la actitud o en las creencias, o incluso en el comportamiento. Y no es así. El racismo es un sistema. De hecho, las actitudes, creencias o comportamientos pueden ser resultado del racismo. Pero el racismo es más que esto: es una jerarquía socioeconómica creada en su momento por la élite europea para justificar la explotación, la deshonra y el asesinato de africanos mediante la esclavitud. 


Así pues, el racismo surgió de la esclavitud, pero todavía existe. El racismo sistémico hace que algunas personas sientan un rechazo infundado hacia las personas negras, las vean como inferiores o las traten mal. Pero todo esto son solo actitudes racistas, no es el racismo en sí.



La raza se inventó para justificar la esclavitud 


Hace medio milenio, cuando surgió la esclavitud, la «raza» aún no existía. La forma en que la gente se veía a sí misma dependía de circunstancias sociales o políticas: eran súbditos de un rey, miembros de un grupo o de una nación, o se sentían conectados con la tierra en la que habían vivido sus antepasados.


El concepto de «raza» era irrelevante porque, tal como ha demostrado la ciencia, se trata de una invención socioeconómica bastante reciente, sin ningún fundamento biológico, fisiológico ni genético. (4)


Antes de que hubiera «personas negras» había africanos esclavizados. Y al ir tomando forma el racismo, derivado de la esclavitud, los «negros» quedaron relegados al puesto más bajo de la jerarquía. Esta es la esencia del racismo: que durante los quinientos últimos años, la riqueza de las personas blancas se ha producido mediante el sufrimiento y la muerte de personas negras. Los europeos convirtieron a los africanos en propiedad privada y buscaron una manera de justificarlo e institucionalizarlo. Por eso idearon una ficción sobre las personas a las que esclavizaban.


A pesar de todas pruebas en contra, los traficantes de esclavos insistían en que las personas africanas eran por naturaleza violentas, perezosas, estúpidas, sexualmente degeneradas, sucias, deshumanizadas e incluso animales. Esta animalidad era especialmente importante, ya que la esclavitud consistía, de hecho, en secuestrar a seres humanos para luego obligarlos a realizar trabajos agrícolas en las mismas condiciones que los animales.


Los traficantes de esclavos se apoyaron en la iglesia, el mundo académico y otras instituciones para propagar esas ideas. De repente, el tamaño del cráneo y el cerebro «africanos» adquirió interés, y se encontraron «pruebas» de la inferioridad de nuestro intelecto. Se proclamaba que la forma de nuestra nariz, el ancho de nuestra frente, la musculatura de nuestro cuerpo, la distribución de la grasa en nuestras caderas y nalgas (5), el tamaño de nuestro pene y la longitud de nuestros labios vaginales demostraban nuestra inferioridad.


Y todo esto para que los europeos pudieran ganar dinero con la mano de obra africana en América y el Caribe sin tener que enfrentarse a la violencia a la que exponían a otros seres humanos. Si no se sentían culpables por marcar a sus bueyes sin alma ni por cruzar a sus caballos premiados, tampoco iban a sentirse culpables por hacer lo mismo con los africanos.


En poco tiempo, los europeos se convencieron a sí mismos de que la esclavitud «elevaba» a los africanos de una pura animalidad a una especie de subhumanidad, (6) y al hacerlo, se presentaban como bondadosos salvadores de una «raza» primitiva que sería salvaje sin la supervisión de los blancos. Durante siglos, las personas africanas y afrodescendientes fueron esclavizadas, explotadas y criminalizadas. (7)


El racismo ha evolucionado, pero la esencia sigue siendo la misma: ser africano, ser racializado como persona negra, es vivir en un sistema donde prevalece el eurocentrismo.



No es necesario ser una persona racista para ser racista


Durante los pocos días que estuve en Bahía, entablé una relación amistosa con el barman que trabajaba por las noches. Era mestizo, y cuando me veía se le iluminaba el rostro por completo. Pero su actitud cambiaba cada vez que una persona blanca se acercaba a la barra del bar. Incluso cuando me estaba sirviendo a mí, lo dejaba todo para ocuparse de servir al cliente blanco. En especial tenían preferencia las mujeres blancas, y mi bebida debía esperar hasta que él comprobara una y otra vez que todo era del agrado de las señoras.


Al barman parecía gustarle verme hospedada en el resort (probablemente por el mismo motivo por el que con los blancos pasaba lo contrario). Pero esto no cambiaba el hecho de que, en la jerarquía racista, mi lugar «legítimo» no era estar en la barra del bar, sino fregando el suelo. 


No importaba que yo fuera una huésped de pago, exactamente igual que las personas quemadas por el sol que me hacían sentir tan incómoda con su hostilidad; ni que el gerente blanco tuviera la misma responsabilidad de asegurarse de que yo estuviera satisfecha como clienta; ni que los recepcionistas, camareros y personal del bar, todos blancos, me trataran de forma profesional y amable. Ni tampoco importaba si yo les «caía bien» a esas personas. El resort era racista porque se mantenía en plena vigencia la jerarquía antinegra del valor humano, que tan bien conocemos por la esclavitud.


Y atención: incluso en Nigeria –un país con casi 200 millones de personas negras– he experimentado ese mismo trato: de clienta de segunda clase, en restaurantes «orientados a una clientela específica». Durante una cena con un compañero de trabajo blanco, me confundieron con una prostituta. A mi mejor amiga le preguntaban constantemente «¿cuánto?» en Florencia, mientras iba andando hacia su casa. He asistido a jornadas de puertas abiertas en escuelas de Lagos cuyos folletos estaban repletos de fotografías de cuatro niños no negros, que solo representan el 1% del alumnado. Y las imágenes de los productos para bebés de mi hija eran siempre de bebés blancos.


Todas estas cosas son racistas, pero estoy segura de que son pocas las personas involucradas en esas situaciones que odian activamente a las personas negras o tienen una mala opinión de ellas. Simplemente forman parte de un sistema que promueve y protege el poder eurocéntrico al negar, o en el mejor de los casos cuestionar, la humanidad de los africanos y los afrodescendientes.


En este mundo no es necesario ser una persona racista para ser racista; lo racista es mantenerse pasivo y permitir así que el racismo continúe.



El racismo no es una actitud (y el antirracismo tampoco)


El racismo fue creado para aliviar el estrés que supone secuestrar y matar a seres humanos africanos. Por lo tanto, la culpa blanca –o cualquier otro sentimiento que las personas blancas puedan albergar– no sirve para combatir el racismo. Igual que el racismo no reside en lo que se hace o se piensa de los africanos o afrodescendientes, ni del comportamiento hacia ellos en una situación concreta, tampoco hay que confundir los sentimientos amistosos o benévolos hacia nosotros con el antirracismo. 


Peor aún, estos sentimientos representan a menudo todo lo contrario. Ya se trate del voluntario que está convencido de que puede «salvar África» con buenas intenciones (8), sin estar en absoluto cualificado; del soltero de Tinder para quien «el color no existe» y para demostrarlo publica una foto suya rodeado de niños negros, o del coro infantil neerlandés que intentó ayudar a la infancia africana cantando «Un niño de debajo del ecuador / es un simple mendigo». (9) La caridad blanca suele tener raíces racistas.


El racismo existe para mantener una relación de poder extremadamente desigual, en la que las personas blancas despojan a las personas afrodescendientes de su valor humano y las asesinan. No es suficiente –de hecho, es un error– pensar que el racismo trata solo del color de la piel, las ideas negativas y la discriminación.


La antinegritud (10) es el eje en torno al cual gira el racismo. Las únicas conductas, creencias o acciones que son significativas para luchar contra el racismo son las que muestran que las personas negras son «personas». Nosotros, como personas, deberíamos poder hacer lo que queramos y disfrutar de los mismos recursos y libertades que todas las demás personas. 


Para ser antirracista no basta con conocer a personas negras, tener amistad o relaciones amorosas con ellas o, simplemente, tratarlas con amabilidad. (11)


Ni siquiera basta con ser una persona negra. Ser antirracista es luchar activamente por la seguridad de las personas negras, la prosperidad de las personas negras, la salud de las personas negras, la inocencia de las personas negras, la libertad de las personas negras, el bienestar de las personas negras y la vida de las personas negras.


El racismo tiene poco que ver con los sentimientos o el color, y mucho con el poder, las ganancias y la libertad. (12)


El antirracismo se opone activamente a cualquier cosa que nos niegue a las personas negras el acceso a la dignidad y los recursos. El antirracismo consiste en  garantizar que tengamos la libertad de vivir de verdad y el espacio para vivir sin preguntarnos cómo seguimos vivos. (13) Y de asegurar la posibilidad de una vida que nos haga «querer» seguir viviendo.


Las personas blancas –como categoría social– ya tienen todo eso, vivan donde vivan: en Europa, en Bahía o en Lagos. Las personas negras también merecemos esa libertad, y no solo un poco, ya que este mundo se ha construido sobre nuestras espaldas. (14)


......

* OluTimehin Adegbeye es una escritora y conferenciante nigeriana especializada en derechos y justicia en las áreas de género, sexualidad y desarrollo urbano. Su charla TED Who belongs in a city? (¿A quién pertenece la ciudad?) tiene más de dos millones y medio de visualizaciones y fue elegida por TED como una de las charlas más destacadas de 2017.






......

Artículo original en inglés: «What racism really is (hint: it's not your attitude or belief)», publicado en The Correspondent el 20 de junio de 2020. 


https://thecorrespondent.com/547/what-racism-really-is-hint-its-not-your-attitude-or-belief/72360815054-05dfaa39

.....


(1) Brasil tiene la mayor población de origen africano fuera de África, principalmente en Salvador. Situada en la costa de Bahía, Salvador fue la primera capital del país y sirvió como centro para la trata de esclavos en Brasil.


https://cetacademicprograms.com/college-study-abroad/student-voices/brazil/


(2) En este artículo describo algunos de los aspectos distintivos de la vida en mi ciudad natal.

https://thecorrespondent.com/378/why-social-distancing-wont-work-for-us


(3) En este ensayo, Panashe Chigumadzi explora ampliamente la forma en que diferentes experiencias coloniales moldean la comprensión de la raza por parte de los africanos continentales.

https://africasacountry.com/2019/04/why-im-no-longer-talking-to-nigerians-about-race


(4) Este artículo describe el secuestro de africanos y su traslado a América del Norte en términos pasivos como «llegar» y «ser integrado», pero explica claramente el mito de la raza desde un punto de vista genético.

https://www.sapiens.org/biology/is-race-real/


(5) Sara Baartman fue exhibida, tanto en vida como tras su muerte, para satisfacer la curiosidad racista sobre su cuerpo.

https://www.blackpast.org/global-african-history/baartman-sara-saartjie-1789-1815/


(6) John C Calhoun escribió: «Nunca antes la raza negra de África Central, desde los albores de la historia hasta el día de hoy, ha alcanzado una condición tan civilizada y tan mejorada, no solo física, sino moral e intelectualmente».

https://www.ushistory.org/us/27f.asp


(7) En Estados Unidos, la criminalización de los afrodescendientes permite que la esclavitud continúe hasta el día de hoy, a través de la 13.ª Enmienda de la constitución del país.

https://www.cjpcenter.org/13th-a-lesson-on-race-justice-and-mass-incarceration/



(8) Katie Meyler hablaba a menudo abiertamente de lo poco cualificada que estaba cuando fundó el programa educativo More Than Me. Algunas de sus estudiantes liberianas fueron violadas por el personal.

https://features.propublica.org/liberia/unprotected-more-than-me-katie-meyler-liberia-sexual-exploitation/


(9) En los Países Bajos existe un famoso coro infantil nacional llamado Kinderen voor Kinderen (Niños para los niños). Su antiguo himno, que se utilizó durante 20 años, aparentemente trataba sobre cómo cerrar la brecha entre los niños de Occidente y los de África. Estos dos versos eran la apertura del coro.


(10) Según I'Nasah Crockett, quien la estableció como teoría, la antinegritud es «el pegamento y el hilo que atraviesa nuestras concepciones de lo que significa ser libre, lo que significa ser ciudadano, lo que significa ser un miembro legítimo y productivo de la sociedad, lo que significa ser humano y lo que significa ser antihumano».

https://modelviewculture.com/pieces/raving-amazons-antiblackness-and-misogynoir-in-social-media


(11) En esta entrevista, Reni Eddo-Lodge describe sus sentimientos encontrados al saber que hay personas blancas que recurren a sus escritos antirracistas porque personas negras están siendo asesinadas.

https://www.theguardian.com/books/2020/jun/21/reni-eddo-lodge-uk-book-charts-debate-racism-game-some-dont-want-to-play?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter


(12) Angela Davis, académica abolicionista, escribe: «No hay capitalismo sin racismo».

https://www.wbur.org/hereandnow/2020/06/19/angela-davis-protests-anti-racism


(13) En este artículo describo la falta de seguridad que conlleva vivir siendo negro.

https://thecorrespondent.com/511/these-fires-are-400-years-old


(14) Teniendo en cuenta lo que ahora entiende sobre el racismo, detecte los matices racistas en este artículo sobre la importancia de la esclavitud para la economía mundial.

https://www.nationalgeographic.com/history/article/how-slavery-helped-build-a-world-economy


No hay comentarios: